Por circunstancias de la vida muchas veces tenemos que decidir qué hacemos, decidimos continuamente, desde decisiones banales que ni si quiera nos damos cuenta de que es una decisión a decisiones más importantes que nos pueden cambiar la vida. Y mientras decidimos, perdemos tiempo, perdemos vida.
Las personas tenemos la fea costumbre de rumiar constantemente, qué habría pasado si..., y si hubiera hecho..., y si me he equivocado..., Todo el día con el si en la boca... ¿Y si nos callamos y disfrutamos?
Además, por otras circunstancias de la vida tenemos que vivir momentos o experiencias que ni si quiera hemos tenido la opción de decidir. Y es entonces cuando los sis... se multiplican.
Nunca estamos conforme con lo que tenemos, pensamos que estaríamos más felices con otras cosas en vez de alegrarnos por lo que tenemos. Sería más feliz si tuviera un coche nuevo, si fuera de vacaciones a la playa, si me independizara, si tuviera ese bolso que tanto me gusta, seré feliz cuando trabaje en tal sitio, cuando viva en tal ciudad, qué feliz era hace un dos años, cuando viajé a tal sitio, cuando tenía 15 años... Constantemente, continuamente, día tras día nos repetimos frases de este estilo. Vivimos echando de menos el pasado y deseando que llegue el futuro. No nos acordamos de vivir el AHORA. De mientras, perdemos tiempo, perdemos vida.
No somos capaces de sacar el lado bueno de la vida, de los momentos que vivimos. Sé que no es fácil si estás en una situación desdichada o crees que todo va en contra tuya. ¿Pero te has parado a intentarlo? Intentar vivir el momento, aprender de la experiencia y utilizarlo en el día de mañana.
Todo no se puede conseguir en la vida y tenemos que asumirlo. No me refiero a que nos conformemos con lo que tenemos, no quiero decir eso. Sino que aprendamos a apreciar lo que tenemos ahora mientras luchamos por lo que queremos.
Cuando nos centremos en el presente, en el ahora, seremos capaz de apreciar lo maravillosa que es la vida. Granito a granito se hace una playa, del mismo modo, momento a momento se hace una vida. Yo no quiero una vida llena de puntos negros, de basura, sino quiero una vida como si fuera una playa paradisíaca: blanca, tranquila y limpia. Por eso, siempre veo todo con buenos ojos, confío en las personas, no discuto, no miento, soy clara y sincera, y tengo claro que quiero vivir el momento.
Puedo decir claramente que nunca he tenido un momento infeliz, pueden ser mejores o peores, pero vivo cada momento como si fuera único y el último para poder vivirlo plenamente. Aprendo de mis errores, y de los errores de los demás, pido perdón si me equivoco y nunca me arrepiento de lo que hago.
Mi cabeza nunca está llena de y si..., si hubiera... , si tuviera..., cuando tenga X entonces...... Acepto mis decisiones y trato de exprimirlas al máximo. Y puedo afirmar que a mi sólo me importa el ahora. No pierdo el tiempo, no pierdo vida.
Vive cada momento como si fuera el último, trata a las persona como te gustaría que te tratasen, haz aquello que realmente te llena, te apetece y te gusta, no llenes el mundo con mentiras ni con malas palabras. Pero lo más importante, ten claro que sólo importas tú, sólo importa el ahora. Actúa de corazón, y entonces sólo habrá amor.
¡Buenos días! Hoy me apetecía traeros una #beReflexión ya que la primera os gustó mucho. El otro día me preguntaron si era feliz y contesté rápidamente que sí. Le extrañó tanto mi seguridad que no se lo creía, y entonces le dije que a mi sólo me importa el ahora y en el ahora se es feliz.
Este mes de agosto el mundo de internet está muy parado por eso he relajado las publicaciones, a partir de ahora me encontraréis por aquí los martes y los jueves, pero a diario en las redes sociales. Os las dejo aquí para que no os perdáis nada y ¡nos vemos muy pronto!
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Muuuuuchos besos
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