Así pues, si tienes ya el abrigo camel, reza que sea de corte oversize y únelo a unos palazzo a prueba de charcos. Las zapatillas blancas son su mejor aliado (y el pelo revuelto, también). Las camisetas de rayas son famosas desde los tiempos de Jesucristo (quizás no tanto). Si no eres Miranda Kerr o no tienes un rollo de esos que hablan por sí mismos, tira de sombrero y bolso bicolor a juego (acércate a la floristería más cercana y métete un ramillete en el shopping bag). Los trajes de chaqueta son inmortales (como Lola Flores). Introduce complementos vintage o un top lencero de idéntico estampado que éste, ya sean rayas, lunares o flores silvestres. Supongo que tendrás varias blazer en tu haber, y supongo que de colores distintos. Pero si aún no dispones de una verde, vuela a por una. En paño o terciopelo, con unos pantalones mostaza, con broches joya, con guipur… Dale rienda suelta a tu imaginación. La camisa blanca es mi ángel de la guarda. Es mi mejor opción a diario. De hecho, me cuesta pensar en una alternativa porque la considero cien por cien infalible. Con maxi collar, abrohcada hasta arriba, plisada, junto a un peto de cuero, con mangas infinitas, anudada a la cintura… ¡Las adoro! Algo similar me sucede con las de rayas; las típicas rayas azules sobre fondo blanco. Busca la prenda que más contraste con ella para las ocasiones que te permitan arriesgar. También para citas de este tipo puedes optar por un conjunto de punto. Eso sí, asegúrate de que las temperaturas van a rozar los cero grados. Y si, por mucho que te diga, prefieres los básicos a la manera de siempre, reúne en un mismo outfit un traje de pana marrón, jersey de cuello vuelto y abrigo de ante y borreguito. Antes de meter la pata, ir a lo seguro tampoco está mal.
Imágenes: vogue.es, vogue.mx, pinterest, revistalofficiel.com.br
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