Porque la vida es eso, hacer cosas sin pensar como tener un día y medio libre y cogerte un barco a Ibiza para pasar 20 horas. Ese lugar en el que fui tan infeliz y a la vez tan feliz. Con tantísimos recuerdos y anécdotas, buenas y malas pero que al final te quedas con las buenas y ahora ya te ríes de las malas, y es que no me pasaban cosas normales. Con un aprendizaje de vida a base de ostias que ahora mismo agradezco pero que en el momento no fue fácil. Esta claro que el Mediterráneo me tira a pesar de ser Asturiana y una Asturiana muy orgullosa de su tierra pero que tiene el corazón dividido y una parte de él se quedo allí, en Ibiza.
En sus atardeceres mágicos, en los días de playa interminables, en las excursiones que te hacen descubrir lugares maravillosos, mercadillos hippies, calas secretas, paellas en la playa... y así podría estar hasta mañana.
Eran 20 horas de querer hacer un millón de cosas, los recuerdos se agolpaban y las emociones también. Fueron solo 3 meses en esa isla y parece que fue un año lo que pase en ella.
Obvio había que ver un atardecer y si había un sitio en el que estuve millones de veces pero que no vi atardecer ese fue Cala Comte. Y como decía siempre cuando estaba allí es que Ibiza tiene algo que es muy fácil hacer fotos y que sean preciosas!
También la ola que podéis ver tatuada en mi pie también es Ibiza, porque Ibiza supuso un punto y a parte en mi vida. Me hizo darme cuenta de que me había rodeado de personas que no eran buenas para mi y de que no hay nada peor que sentirse solo.
Mono: Shana
Sandalias: Zara (old)
Gafas de sol: Tiwi
Collar: María Pascual
Anillos: Pd Paola
Pendientes: Bimba&Lola
Espero que os haya gustado, ¡Hasta el próximo post!