El buen gusto del vestir
La moda es un concepto puramente abstracto que evoluciona en cada década. Ayer las camisas a cuadros estaban de moda, pero hoy la moda se ubica en camisolas a rayas anchas con escote en V, y quizás mañana la moda radicará en camisas al cuerpo y pantalones campana a cuadros.
No obstante, lo que trasciende infaliblemente a la hora de vestir es el buen gusto por la ropa. Con esto, no se quiere decir que un pantalón clásico negro de vestir formal y una camisa blanca suelta y zapatos cerrados de tacón siempre esté acorde con la moda o que sea correcto: lo variado y colorido hacen que el lienzo se aprecie mejor.
En ocasiones el blanco y negro generan una imagen de seriedad y/o formalidad, pero de hecho todo depende del tipo de prenda que se lleva y cómo se combina: un jean bombilla push up de color blanco combinado con un remerón color bordó o vino oscuro y unas zapatillas de lona negras y blancas no les dará la impresión de que intentan ser formal en ningún momento.
Muchas personas piensan que la moda es el reflejo de otros plasmado sobre la ropa que cada uno lleva puesta; como las celebridades y sus outfits distintivos que mucha gente intenta imitar. En discrepancia, el buen gusto del vestir es algo totalmente diferente: la ropa no te viste, sino que tú vistes a la ropa.
En otras palabras, las prendas jamás te darán personalidad sino que la personalidad se la das tú a ella, lo que se traduciría en la denominación “estilo”.
¿Qué es el estilo?
Cuando uno escucha la palabra estilo se suele pensar en las “últimas tendencias”, pero el estilo radica en saber ajustarse a los tipos de prendas que realzan tus atributos naturales y, a su vez, ajustar la ropa a tu andar.
Por ejemplo, una mujer con caderas y curvas anchas puede lucir blusas finas con pantalones tiro alto terminación elefante y sandalias de tacón stiletto o mejor aún, un mono de vestir u onesies elaborado sobre tela vaporosa y con pantalón largo; sólo tiene que tener el ingrediente perfecto para lucir cualquier tipo de prenda: confianza en sí misma. No te preocupes por esos kilos de más o kilos de menos, te puedes ver gloriosa con tu prenda a tu propio estilo.
No sólo se debe tener en cuenta la morfología de tu figura para elegir el tipo de prenda que te beneficie, sino que también se debe considerar tu tono de tez, tu color de cabello y de ojos. Estas características acompañan tu estilo en todo momento.
El secreto está en combinar dos colores fuertes y dos colores sutiles, es decir, los zapatos de un rosa dorado (gold rose) pueden resaltar junto al mismo color que tu bolso de mano o cartera y tus pantalones oscuros pueden combinar con tus aretes del mismo tono. Dos colores fuertes son los colores que se perciben a primera vista y los otros dos colores sutiles son los que se notan en detalle, luego de haber captado la atención con la otra paleta de colores.
Sin embargo, la meta en todo esto no es captar la atención de cualquiera, sino de tener presencia en toda situación. No hay que confundir estos dos conceptos: captar la atención se suele hacer cuando el individuo carece de auto confianza o amor propio y por eso necesita la aprobación de los demás en sus miradas.
Por otro lado, tener presencia es algo que se lleva a cabo sin darse cuenta, cuando tú te tienes confianza, amor propio y sobre todo valoración (sin que eso se convierta en soberbia).
10 pasos para “producirte”
Teniendo ya estas pautas bien claras, la siguiente lista no se debe saltear a la hora de producirse frente al espejo:
Empieza por elegir la primera prenda que definirá el resto de tu outfit por la parte debajo de la cintura o por encima de ella: un pantalón o falda, una camisa, remera, sudadera, etc. En éste paso determinas la forma que le quieres dar a tu silueta y el color.
Busca el calzado perfecto definido por el tipo de tela que llevas puesto en la parte superior o inferior del cuerpo, ejemplo, unos zapatos de tacón cerrados no combinan para nada con un pantalón deportivo. Busca en el calzado que realce tu silueta de muchas maneras: si llevas puesto ropa ajustada al cuerpo querrás generar sensación, entonces ponte unos zapatos de tacón de 8 cm o a gusto propio y combínalos con el color de tus aretes, por ejemplo. La regla que decía que tus zapatos deben combinar con el color de tu cartera es algo trillado y ha quedado en el pasado. Recuerda que las reglas las haces tú misma, siempre siguiente el patrón de “dos colores fuertes y dos colores sutiles” para no desentonar.
Determina el color y forma de tu ropa interior, aunque hoy día la naturalidad está a la moda. Otra opción que se ha estado aceptando en los últimos tiempos es el no uso del brasier – ¡Libérate!
Escoge el bolso de mano o cartera o morral para el tipo de ocasión: el color, la forma, el tamaño y la superficie (si es rugoso, estampado, liso, etc.). Sin embargo, no existe una regla por escrito de que algunos colores estén prohibidos para este tipo de accesorio. El color rosa dorado es elegante y a la vez casual y juvenil. No dudes en relucir todos esos colores brillantes como el dorado y el plateado sólo porque se cree que están reservados para fiestas.
Determina si ciertas prendas accesorios son necesarias para tu tipo de vestimenta, tales como los guantes, gorros, gafas, brazaletes, tobilleras, pantis o medias de nylon, pulseras, anillos, aretes, etc. De ser necesario alguno, trata de que sean parte de la pareja de colores sutiles. Por ejemplo, combina tus gafas negras con tu calzado oscuro.
Una vez que hayas terminado con la parte de la ropa, procede a peinar tu cabello de acuerdo al tipo de vestimenta que llevas, o dependiendo si traes aretes colgantes o perlas pequeñas. De ser colgantes, mejor recoge tu cabello así los luces, pero si son pequeños y sutiles mejor déjatelo suelto y libre. Otra opción es acomodar tu pelo al estilo de cómo te sientes en el momento. Recuerda que la confianza se ve reflejada en la postura del cuerpo y en el rostro.
Una vez finalizado el peinado ideal, abre tu set de maquillaje y busca tonos que concuerden con tu tono de tez natural: colores nude beige para las de tez más claras, contorno marrón para las de piel oliva, rubor para las pálidas, colores vino para las de tez más oscura. El estilo de maquillaje lo determinas tú, olvídate de las tendencias ya que quizás lo que se usa en el momento no te beneficia. El secreto en el maquillaje perfecto yace en realzar tus tonos naturales y de ser tú mismo con un toque de belleza cosmética; no trates de cambiarte ni de ocultarte, porque tarde o temprano saldrá a la luz quién realmente eres.
Cuando hayas determinado la base de tu maquillaje, comienza a maquillar de arriba hacia abajo; a partir de los ojos y terminas con el labial. Si sigues ese orden verás que el maquillaje sobre tu piel quedará uniforme y prolijo a causa de que cuando maquillas tus ojos debes tener el rostro sin expresión alguna y por tanto el cosmético no se correrá. Al finalizar con el labial, retomas tus expresiones al chocar el labio superior con el inferior, pero no te preocupes porque ya habrás acabado con tu sesión de belleza en casa.
El siguiente paso es sencillo y no tardarás más de 1 minuto: perfúmate y acicálate. No todos los perfumes resultan con la misma fragancia en cada persona. Ten muy en cuenta que el PH de tu piel en contacto con el producto de perfume que te apliques generará una reacción determinada y el aroma que percibirás será la mezcla de tu aroma natural con el del producto; por lo tanto, cuando vayas a adquirir tu perfume, haz una selección rigurosa y no lo compres antes de probártelo sobre la piel.
Por último, toma las llaves, pégate una pasada frente al espejo y verás que no tardarás más de 10 segundos contemplándote porque te sentirás lista para cualquier desafío que te presente el día.
En resumen, el buen gusto del vestir recae en la personalidad del individuo y no en la ropa de diseñador. La única persona que determina el estilo eres tú, así que no dejes que las tendencias de los demás opaquen tu perfil porque “llamar la atención” y “tener presencia” no es lo mismo.
Vive el día a día con un outfit distinto; renuévate, y nunca olvides la confianza en ti mismo.
SOBRE EL AUTOR
Soy Sofía Hourclé, tengo 23 años y soy escritora creativa y traductora técnica-científica y literaria en idiomas inglés-español. Vivo en Argentina, en la ciudad de Buenos Aires. Me desempeñé como escritora desde que aprendí a escribir, prácticamente. Estudio idiomas ya que considero que son la puerta al entendimiento. Por último, cuento con una trayectoria profesional de profesora de inglés, traductora científica y médica, secretaria bilingüe presidencial, pero sobre todo (y del alma) soy escritora apasionada. Conecta con Sofía por email a: sofia.hourcle@gmail.com