Volver no es dar un paso atrás, volver no es ser nuestro propio desconocido, volver no debe asustar ni darnos miedo. Volver es aprender de lo vivido, volver es darse cuenta de que llega un momento en que todo cuadra, volver es identificarte a ti mismo. Volver es darte tiempo, espacio para crecer, valorar que hay cosas que hacemos bien y que de otras aprendes a hacerlas de otra manera. Porque aprendes que parar no es malo, sino todo lo contrario.
Volver al blog ha supuesto un cúmulo de aprendizajes, de valoraciones internas que hace tiempo fueron suficientes para mí, pero que a día de hoy necesitaba más. Esto posiblemente sea debido porque me considero una persona exigente conmigo misma, que busco lo máximo que puedo hacer, cosa que sin querer, o querer quiriéndolo me hace intentar dar lo mejor de mí. Llega un momento en que no me es suficiente hacer las cosas, si las hago será procurando darlo al cien por cien.
He vuelto para reencontrarme, para dar lo mejor de mí. En este proceso, me he dado cuenta que parar es necesario. En muchas ocasiones, llevamos (en las que claramente me incluyo) un ritmo de vida tan frenético, en donde no paramos, en donde no nos da tiempo a disfrutar plenamente de lo que y quiénes nos rodean. Estaba en ese momento y me sentía que debía poner punto y aparte. Este año que acabamos de dejar ha sido un cúmulo de nuevas experiencias, emociones, cambios muy significativos en mi vida.
En los que:
He aprendido lo que es valorar el presente.
He aprendido a tomarme la vida con otra filosofía: más calma y tiempo.
He aprendido a acceptar que todos tenemos nuestros días: un día arriba y otro abajo y a no forzarme a estar siempre arriba.
He aprendido que todo pasa por algo.
He aprendido que volver no tiene porque ser el final, sino el principio de una nueva etapa de uno mismo.
Nos leemos la semana que viene con el post del nuevo diseño del blog, y alguna que otra sorpresa. Seguimos en contacto por aquí y en las redes sociales. Muchísimos besos y millones de gracias por vuestras visitas.
Alicia