Un Matrimonio duradero

Y fue allí cuando empezó un noviazgo de niños, no sabíamos si duraría, o si soportaría tanto, tanto de todo aquello que no creeríamos nos llegaría  PRIMERA PARTE 

Cómo en un cuento

Ya les conté cómo Will me pidió que fuera su novia y cómo el temor a mis padres me llevo a ocultarles todo por un tiempo. Ahora, en esta segunda parte veremos cómo cada acción tiene una reacción.

El año en que nos conocimos fue uno de los años más difíciles en mi vida hasta ese entonces; mi abuela, quien fue mi gran amor y segunda madre había fallecido unos meses atrás, lo que me llevo a guardar diferentes emociones en mi corazón (de las que les hablaré más adelante) además, ese mismo año no termine mis estudios de forma satisfactoria – perdí grado décimo – esto por consiguiente llevó a que mi noviazgo se desvaneciera, no por nosotros sino a causa de un castigo por parte de mis padres, ellos no permitirían que además de perder el año siguiera distraída por su culpa y por esta razón nos separaron y me prohibieron estar con él, aunque nos permitieron conservar nuestra amistad.

Como era de esperarse, esta amistad no duró mucho y no precisamente porque hubiésemos dejado de hablar o vernos sino porque sabíamos en nuestro corazón que siempre fuimos más que amigos, éramos novios. Por esto si hemos de ponerle una etiqueta a nuestra relación, la más indicada es noviazgo.

Como todo noviazgo siempre se torna diferentes etapas, la primera de ellas es sentirse único e irremplazable, crear un ideal y pensar en un perfecto futuro juntos. La segunda etapa comprende el aprender a conocer nuestros errores pero sin opacar las cualidades, que siguen siendo mayores. La tercera etapa define nuestros temperamentos y nos lleva por dos caminos, uno en el que seremos guiados por nuestro “amor” y aprenderemos de nuestros errores sin necesidad de discutirlos, tampoco pensando en el daño que podemos provocarnos a nosotros mismos o a la otra persona; el otro camino se presenta cuando no estamos dispuestos a dar cabida al error y nuestro orgullo, limitaciones e impaciencia nos llevan a querer tener todo bajo control sin importar las consecuencias. En cualquiera de estos dos caminos donde seremos víctimas o victimarios debemos tomar la decisión de prolongar o darle fin a la relación. Finalmente, en la última etapa entendemos nuestras limitaciones, lo imperfectos que somos y hacia donde realmente queremos llegar, lo que nos enseña otros dos caminos, el primero es entender que aunque mi amor es real la relación no siempre va a tornarse a favor o en contra de uno de los dos y el segundo camino, nos hace ver que aunque tengamos una venda en los ojos, podemos ayudarnos y salir adelante.




Creo que esto que acabo de mencionarles describe nuestra montaña rusa, donde inicialmente fuimos guiados a ciegas por nuestros deseos de tener a alguien que nos cuidara, nos protegiera y sobre todo estuviera siempre ahí, sin querer ver más allá de lo que realmente éramos; luego sin darnos cuenta pasaron algunos años y

y empezamos a reconocer nuestros errores, nuestra humanidad; la nube fue descendiendo pero quisimos levantarla con nuestras propias manos sin darnos cuenta que al intentarlo estábamos formando heridas que no sanarían, después vino lo caótico, cuando el ser víctima y victimario nos llevó a derramar lágrimas que no se evaporarían a causa del orgullo pero finalmente, el saber que no somos capaces de alcanzar nuestra propia felicidad y mucho menos la del otro nos hizo entender que necesitábamos algo más, algo o alguien que nos enseñará a amar, que nos enseñara a perdonar, pero por encima de todo que nos ayudará a remover cada piedra que habíamos puesto en el camino y sanar cada herida que nos inundaba.

Fueron años en los que más que amor se forjó una ilusión, un deseo de ser atraídos hacia la banalidad y el querer dominar uno sobre el otro.






En nuestro primer año de noviazgo nos veíamos perfectos, recuerdo una ocasión donde fue conmigo a una reunión familiar (aclaro, mi familia es enorme jaja) y todos quedaron fascinados de lo lindo y carismático que era él, tan solo un niño. Todo era perfecto, pero lo más emotivo fue cuando me dijo por primera vez que me amaba, ahora que lo pienso no fue nada nada romántico, caminábamos hacia el colegio a recoger a mi hermana y a su sobrina pero sus palabras hicieron que mi corazón latiera más rápido, como en un cuento de hadas, lo chistoso fue que cuando me dijo “te amo” las únicas palabras que salieron de mi boca fueron, “¿estás seguro? ¿Sabes lo que significan esas palabras? ¿Las entiendes?”… ya sé, me creía la más sabia, yo aseguraba que entendía su significado y creía haberlo conocido pero no era así, él sonriendo me dijo, “es darlo todo por quien amas” y obviamente para no hacerlo más largo, lo abrace y le dije “te amo”.

En otra ocasión, llegado diciembre, recuerdo que Will viajó con nosotros para pasar navidad con mi abuelo, nuestro primer viaje juntos, ¿quién no sueña viajar por primera vez y más aún en diciembre con su novio? disfrutar y vivir estas fechas enamorada era lo que más anhelaba mi corazón, ese sería el primer diciembre sin mi abue y sin darme cuenta, creía que había llegado alguien para llenar ese vacío que ella había dejado, fue un viaje increíble junto a mi familia y la persona que amaba. Todo siempre indicaba que él era la persona perfecta para mí, él era el hombre ideal y el papá de mis hijos, según yo, pero lo que se venía a partir del segundo año iba a ser el detonante de miles de lágrimas.

En la tercera parte les contaré como nuestro llamado “amor” se convirtió en una obsesión…

The post appeared first on .

Fuente: este post proviene de LauQuintero, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
¿Qué te ha parecido esta idea?

Esta idea proviene de:

Y estas son sus últimas ideas publicadas:

Recomendamos