¿Piel Sensible? Evita estos errores.

Contar con una piel extremadamente sensible puede ser un verdadero calvario para quienes padecen de este problema, tanto como quienes tenemos que lidiar con los inconvenientes de un cutis graso. Y es que hay un montón de cosas que pueden desatar las peores reacciones en uno con demasiada sensibilidad, desde la joyería (incluso la más fina) hasta ciertos productos que no se sabe que hacen daño, sino hasta que este está hecho.

Claro que no hay ninguna necesidad de andar a ciegas cuando sabes cuales son las cosas que debes evitar, por el bien de tu piel.

¿QUÉ ES LO QUE PRODUCE LA PIEL SENSIBLE?

La verdad es muy difícil determinar porque hay pieles que tienen más sensibilidad que otras, ya que existen muchísimos factores que pueden desencadenar molestias o reacciones alérgicas.

La mayoría de las veces esta es una cuestión genética, ya que hay razas que tienen el cutis más delicado que otras. Las pieles blancas son un buen ejemplo de ello. En otras ocasiones, los problemas pueden desencadenarse a partir de ciertas enfermedades dermatológicas como la rosácea o determinadas alergias. Y finalmente, también hay que decir que ciertas situaciones vuelven la piel exponencialmente más vulnerable, como exponerla demasiado al sol, ingerir alcohol o tabaco o dejar de hidratarla. Incluso la alimentación puede tener que ver.

Es por eso que el mejor consejo que puedes escuchar si tu dermis es muy sensible, es acudir con un profesional para que evalúe tu caso.

10 ERRORES QUE EMPEORAN LA PIEL EXTREMADAMENTE SENSIBLE


Usar productos con fragancias. Lo que más nos gusta de muchos cosméticos y productos es el delicioso aroma que tienen, pero esto puede ser un inconveniente con la piel sensible, ya que la mayoría de los fabricantes usan sustancias artificiales para hacer que sus artículos huelan tan bien. Es por esto que siempre deberías hacer un pequeño test, aplicando solo una pequeña parte de cualquier producto que vayas a usar en una parte del rostro o del cuerpo y esperar unos minutos a ver que sucede. O mejor aún, comprar cosas completamente orgánicas.

Emplear un tonificante a base de alcohol. Los tonificantes son parte importante de la rutina de belleza de muchas mujeres, para mantener el rostro firme después de haberlo lavado. No obstante, no todas se dan a la tarea de buscar el que más les conviene. Y es que muchos de ellos contienen alcohol u otros componentes astringentes, que la piel normal puede soportar, sí; pero no los cutis que tienen sensibilidad extrema. Si este es tu caso, aseguráte de encontrar uno sin alcohol.

No usar protección solar. En realidad esto es algo que afecta a todas las pieles pero el daño es peor en las sensibles, ya que los rayos UV tienden a enrojecerlas con mayor facilidad y también pueden provocar la aparición de manchas. Lo mejor que puedes hacer es invertir en un filtro solar de marcas farmaceúticas, que son las que mejor entienden como se debe cuidar la dermis. Marcas como La Roche-Posay y Neutrogena son muy recomendables.

Utilizar el desmaquillante incorrecto. En el caso de este producto, pasa prácticamente lo mismo que con los tonificantes. Debes buscar un desmaquillante sin fragancias, sin alcohol y hecho a base de ingredientes naturales. El agua micelar por ejemplo, es una buena opción para remover el maquillaje, porque está especialmente formulada para la piel sensible. Aplícala con un pétalo de algodón suave y recuerda que no debes frotar.

Exfoliarse demasiado. Las exfoliaciones son muy necesarias para remover las impurezas pero si no tienes cuidado, se pueden convertir en tu peor enemigo e incluso ocasionar diminutas heridas en la superficie de la piel. Por eso prefiere los exfoliantes suaves y con granulos pequeños, y evita frotarlos contra tu cuerpo o tu cara. Simplemente basta con que los extiendas con movimientos circulares. Opta también por aquellos que no contengan fragancias.

Usar toallas desmaquillantes. Todo mundo sabe que este tipo de toallitas están súper perfumadas, por eso no te extrañes sin después de usar una empiezas a sentir picazón o ardor en el rostro. Quizá sean la mejor opción para las chicas que tienen una piel más resistente, pero si la tuya no lo es, mejor olvídalas. Además, si te pones a analizar los ingredientes en las etiquetas de los paquetes de toallitas, te aseguro que te vas a asombrar por la cantidad de ingredientes que hay en ellas.

Subestimar las condiciones climáticas. Tanto el frío como el calor pueden volverse en tu contra si has experimentado reacciones alérgicas en la piel con demasiada frecuencia; el primero porque te puede resecar la dermis y el segundo porque puede ocasionar enrojecimiento. Entonces, no te expongas sin antes tomar las medidas adecuadas. Cuando estés en casa puedes poner a funcionar un humidificador a fin de mantener un ambiente templado.

Exprimir los barritos. Los barros son odiosos y lo peor es que también son una tentación cuando sabes que los tienes. Realmente nadie debería exprimirlos pero, si tu dermis tiene sensibilidad extrema, debes saber que tienes mucho más que perder que otras personas, ya que las cicatrices de acné serán más difíciles de tratar en tu caso. No uses tus manos ni tus uñas, desinflama las imperfecciones con un producto adecuado y lava tu cara dos veces al día.

Bañarse con estropajos o esponjas muy duras. Es igual que si te exfoliaras de una manera muy ruda e incluso puedes marcar tu piel. Lo ideal es que uses tus manos bien limpias para esparcir el jabón por tu rostro y tu cuerpo, y una vez más, ¡sin frotar! En todo caso puedes encontrar guantes para el baño y esponjas que están especialmente hechas para pieles sensibles, remueven la suciedad y son más suavecitas que las convencionales.

No dormir lo suficiente. Finalmente, la falta de sueño es otra de las razones que hacen que la piel se vuelva más vulnerable. Durante la noche nuestra piel se regenera y desvelándonos o privándonos de sueño, solo le estamos negando esa oportunidad.
¿Conocías todos estos errores que empeoran la piel sensible?

Imágenes destacada: Body Care de Shutterstock – fotógrafo:  Aleksandra Suzi

Fuente: este post proviene de El blog de Kathy Gámez, donde puedes consultar el contenido original.
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