¡Buenos días chicas!
Seguimos con el diario de viaje de Marrakech, esta vez con el tercer día, segundo en el desierto de Zagora.
Después de una noche sin apenas dormir debido al calor y al aire que hacía que no dejaba de sonar y mover las telas de la haima, nos despertaron a las 06.15 para desayunar y ver el amanecer.
La verdad es que desayunar no desayunamos nada, el café y el té sabían fatal... pero el madrugón mereció la pena para ver este pedazo amanecer.
Cogimos nuestras mochilas y nos volvimos a montar en camello para volver al microbús.
Hicimos varias paradas durante el camino de vuelta. Una de ellas para comer en un bar de carretera que sin más (es lo malo de las excursiones de este tipo, que te llevan donde a ellos les conviene).
Después de nueve horas de viaje por fin llegábamos a Marrakech con más ganas de una ducha que de otra cosa.
Ahora, os recomendaría la excursión: sí y no. Sí porque es una experiencia chulísima el paseo en camello, dormir en una haima, ver las estrellas en el desierto, hacer amistad con la gente del microbús mezclando idiomas... Y no porque es una paliza de viaje. Nos dijeron que se tardaba unas cinco horas pero al final fueron nueve. En el campamento no había duchas y la verdad es que se necesitaban.
Conclusión: mejor gastarse un poco más e ir a un campamento que tenga duchas y que el transporte sea un coche, mucho más cómodo y rápido.
Después de una merecida ducha y descanso nos arreglamos y fuimos a cenar a Nomad (totalmente recomendable). El interior es chulísimo y la terraza es impresionante, muy europeizada dentro del bullicio del zoco.
Mi chico pidió pollo al limón y yo calamares y estaba todo declicioso. A los postres no les hicimos foto pero estaban espectaculares. Pedimos tarta de chocolate y helado de chocolate picante con pistacho.
Y hasta aquí el tercer día en Marrakech, la semana que viene más.
Fuente: este post proviene de Con N de Noemi, donde puedes consultar el contenido original.
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