Hace unos meses os contaba lo especial y preciosa que había sido esta boda. Hoy no repetiré lo bien que lo pasé ese día de julio.
Pero es que resulta que, hace unos días Adis nos enseñó las fotos y el video que el fotógrafo Adrian Tomadin les hizo y me quedé enganchada.
Afortunadamente para todos, la tendencia de los fotógrafos de boda de hoy en día es alejarse de pasadas horteradas, con las que todos los que hemos sido casaderos tenemos pesadillas. Miedo, pánico absoluto a protagonizar imágenes espeluznantes de sobrecargado romantiqueo que dan mucha grima.
Adrián es de la nueva escuela, claro. Y ponerse en sus manos ALEJA DE UN PLUMAZO EL TERROR AL WEDDING RANCIO.
Me apetecía enseñaros algo del trabajo de este argentino que me ha encantado por capturar imágenes divertidas, gestos faciales muy personales e instantes curiosos. Detalles, entornos y caras que cuentan la historia real de una manera muy humana.
Los morros de una novia al contacto con la laca. El gesto del novio al imaginar el vestido de ella. El cachondeito de los amigos testigos antes echar su garabato. Una espontánea e improvisada bailarina en su momento de culmen.
Sonrientes y casi avergonzadas amigas que posan juntas al recibir como regalo un ramo de flores para cada una (cortesía de la novia). El que tira una foto y ellas que posan. Las zapatillas (bendito descanso para las invitadas de pies cansados). La expectación que crea la novia después de su paseillo. Los manolos, los mojitos... Y mucho más.
¿Qué os parecen?
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