De sobra sabemos que un vestido nos quita la complicación que implica tener que combinar una parte de arriba con una parte de abajo, especialmente cuando queremos ir a lo seguro y acertar sí o sí. ¿Pero qué pasa con un dos piezas? Esta opción, que parecía obsoleta, se ha arraigado con fuerza cada vez más y se ha convertido en el outfit más chic del momento. Tiene un marcado acento femenino, aire “vintage” y reminiscencias de fama y señorío. Además, no responden todos los modelos a un mismo canon. Puedes inclinarte por los tejidos suaves y vaporosos, por las prendas estructuradas y estampado geométrico, por aquellas monocromáticas ornamentadas con recorte, rayas diplomáticas, flores e incluso corazones sobre trajes de chaqueta de mangas kilométricas, al más puro estilo “los Manolos”. Yo, sin duda alguna, me quedo con los etéreos outfits de tonos empolvados. Bueno, y con los níveos looks total white para los días más fríos. Está bien, los estampados geométricos de los looks más sixties resultan verdaderamente divetidos a la hora de salir a tomar una copa. Está claro que las flores alegran siempre cualquier día gris… Y que las archiconocidas rayas diplomáticas pueden salvarnos de más de un apuro en citas de mayor formalidad. Vamos, que necesito un dos piezas ahora mismo porque en cualquier ocasión puedo necesitarlo. Y quien dice uno, dice dos o tres. Nunca sabemos lo que nos depara el destino, y mujer precavida vale por dos.
Imágenes: www.vogue.es
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