La piel sensible con rojeces es aquella que reacciona de forma anómala a estímulos externos e internos. Por ejemplo; estilo de vida urbana, sobreexposición solar, cambios bruscos de temperatura, alimentación inadecuada, consumo de bebidas calientes, alcohol, especias, situaciones de estrés y cambios hormonales.
Este tipo de piel alterna épocas de normalidad con otras de irritación con enrojecimiento, sequedad e incluso descamaciones y erupciones.
En este contexto, se enmarca la cuperosis que se caracteriza por un problema de microcirculación en los vasos sanguíneos de la piel del rostro, concretamente en las mejillas y en los lados de la nariz.
Se manifiesta principalmente en mujeres de entre 30 y 50 años que tienen una piel clara que se enrojece con facilidad ante estímulos internos y externos.
Para tratar una piel sensible con rojeces hay que cuidar la alimentación, tener cuidado con la exposición solar, mantener una buena hidratación, y utilizar productos especialmente indicados para piel sensible.
Las pieles sensibles muestran una especial intolerancia a los productos cosméticos en general, por lo que es necesario utilizar productos específicos que sean libres de alérgenos y no comedogénicos.
Una de las peculiaridades de la piel con cuperosis es la sensación de tirantez. La solución está en usar una crema hidratante que evite la sequedad y forme un escudo que proteja de agresiones externas.
Con el maquillaje hay que tener especial precaución. Se pueden utilizar aquellos indicados para pieles sensibles.
También pueden emplearse correctores de tono.
A la hora de desmaquillarse utilizar productos fáciles de extender y de retirar para no producir irritación.