1. Quitar y limpiar cualquier resto de maquillaje del rostro antes de empezar.
2. Mojar con agua tibia una toalla. Ponerla sobre la cara, durante 2-3 minutos, para que los poros se abran.
3. Sacamos los puntos negros profundos apretando con los dedos envueltos en un paño.
4. Batimos una clara de huevo y con un pincel la aplicamos en la zona que queremos tratar.
5. Ponemos una servilleta fina sobre este lugar y la pegamos al rostro con la brocha empapada en clara de huevo.
6. Dejamos secar 10 minutos. Retiramos despacio el papel.
7. Utilizamos un limpiador de cara y agua tibia para quitar cualquier rastro de clara de huevo.
8. Para finalizar, aplicamos un tónico y la crema hidratante.
¡Muy fácil de hacer!