¡Medio mes! Medio mes entero -o más- es el tiempo que llevamos leyendo -o mejor dicho, viendo- en cada medio de comunicación de moda publicaciones sobre famosas combinando el chándal con tacones. Una de las últimas pilladas fue Selena Gómez en un aeropuerto con sudadera y pantalón de deporte en rojo y sandalias de tiras blancas. Y yo me pregunto, ¿es preciso? Por supuesto que no. Si lo que buscaba era comodidad para viajar, hay maneras mejores de conseguirlo y que no queden así de mal. Por eso reafirmo: chándal sí, pero NO con tacones.
Imagen Vogue
Lo peor de todo es ver lo poco que puede tardar en extenderse esta combinación. Lo que hoy llevan las VIP’s suele ser lo que mañana llevamos el resto de las mortales. Aunque, por suerte, todavía existen personas con algo de criterio que no se dejan influenciar por todo estímulo que les llegue. Intento recordar prendas que alguien con muy poco gusto lució un día, cuyo uso se extendió cual plaga y solo vienen a mi mente esas botas cubiertas de pelo, que deberían haber sido utilizadas únicamente contra temperaturas extremandamente bajas -y ni aún así- y, sin embargo, camparon a sus anchas por las calles de nuestras ciudades.
Es una cuestión de estilo. Iris Apfel declaraba hace poco para el magazine The Talks que “el estilo no se puede aprender. Está en tu ADN. Es algo inherente“. Las calles están llenas de personas que repiten el mismo patrón a la hora de vestir: se lo veo a alguien, me gusta, lo reproduzco exactamente igual en mi cuerpo. Ocurre con un vaquero, unas sandalias, una camisa estampada… ¿Pasará con el chándal? Por mucho que nos neguemos, todo parece indicar que sí. Los diseñadores se han puesto de acuerdo para rescatar y traer al presente esta tendencia noventera. Ashish, Lacoste, Nicole Miller o Chloé, son algunos de los que han apostado por el chándal como prenda estrella de sus colecciones para esta primavera.
Tendencias SS-2016 / Imagen SModa
No quiero entrar en quién o quienes son los responsables. Nadie nos obliga a comprar zapatillas blancas o pompones para adornar los bolsos. Cada uno elige lo que lleva y cómo lo lleva. Aunque, hay que reconocer que es difícil esquivar las influencias con tanto acribillo de imágenes, sobre todo en el tiempo que vivimos. Una era en la que a la gente se les dice y muestra que “ésto” es bonito y se les advierte que pueden conseguir el look porque quién no tiene un chándal en el armario.
Imagen Vogue
Yo, por ahora, me niego. Francamente, no creo que se me vea nunca de esa guisa, al menos en una situación normal -en una fiesta de disfraces, ¿quién sabe?-. Sea como sea, reafirmo: chándal sí -quizás-, pero con tacones JAMÁS.
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