La de tiempo que hacía que no me pasaba por aquí... nada más y nada menos que siete meses!!! Y es que en todo este tiempo no he parado. Los estudios y proyectos personales me absorben la mayoría del tiempo y el resto de tiempo que me queda libre lo dedico a disfrutar.
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Llevaba tiempo con ganas de escribir y ya que estas navidades las pasamos visitando Bélgica... aprovecho :)
Yo siempre había querido pasar la nochevieja fuera de España. El pasado año, al no habernos podido ir de vacaciones en verano por trabajo, fue la excusa perfecta para poder cumplir ese sueño. Ojeé vuelos y los más baratos donde no hubiésemos estado anteriormente eran a Bruselas. Yo ya había estado de excursión de fin de curso pero mi marido no, además siempre había dicho que quería volver con él. Así que dicho y hecho. En agosto ya teníamos nuestro viaje navideño de seis días reservado.
Nuestro avión salía a las 10.05 de Madrid así que nos tocó madrugar un poquito (qué poco cuesta madrugar en estos casos, ¿verdad?). A las 12.30 ya estábamos en territorio Belga.
Después de recoger la maleta, nos dirigimos a la parada de tren para cogerle dirección Estación Norte, muy cerca de donde estaba nuestro hotel. Los tickets se cogen en el mismo aeropuerto en unas máquinas y nos costaron 8,90€ cada uno.
El hotel en el que nos alojamos fue el WELLNESS APARTAHOTEL. Estaba genial comunicado, a tan sólo un minuto de la parada de tranvía y a cinco minutos de la estación de tren, lo cual nos venía genial para las excursiones que íbamos a hacer.
La habitación era muy amplia, cómoda, limpia y calentita. Además tenía una pequeña cocina equipada que nos vino fenomenal para desayunar y cenar algún que otro día.
Una vez hecho el check-in del hotel, bajamos a inspeccionar el barrio para comer algo. Acabamos en un restaurante tipo KFC que nos salvó el día ;) El barrio estaba lleno de supermercados y pequeñas tiendas así que aprovechamos a comprar agua, el desayuno para todos los días y algo de provisiones.
Subimos a la habitación y decidimos echarnos un poco la siesta antes de salir a patear. De todas formas ya íbamos a salir de noche y desde las 04.30 que nos habíamos levantado nos lo merecíamos. Además yo había organizado este viaje en seis días para no ir con prisas, poder pasear sin agobios, descansar y disfrutar de lo que nos apeteciera en cada momento.
Después de arreglarnos y abrigarnos un poquito, cogimos el tranvía con dirección al centro. El transporte en Bruselas es bastante caro, 2,20€ cada viaje. Los tickets se pueden comprar en alguna de las paradas y si no el propio conductor te las vende, eso sí, a 2,50€.
Vimos que la mayoría de la gente que se subía al tranvía no ticaba, así que en varias ocasiones hicimos lo propio y la verdad es que nos ahorramos bastante (ups!). Eso sí, siempre llevábamos encima dos tickets por si acaso (no se lo contéis a nadie ;))
Y ahora sí, vamos con los puntos a visitar esta primera tarde.
Grand Place: un imprescindible en la ciudad tanto de día como de noche, además en navidad hay un espectáculo de música y luces cada media hora. Es impresionante ver cómo se ilumina toda la plaza. También en la misma plaza hay un gran árbol de navidad y un nacimiento a tamaño real.
Galerías Saint Huberts: más bonitas aún decoradas con luces navideñas.
Mercados navideños: el centro de la ciudad y todas sus plazas están repletos de mercados donde comprar regalos, degustar productos típicos o tomar algo (los chupitos de Jager corrían como la pólvora jajaja). Nosotros acabamos el día cenando un bocata de salchicha en uno de estos puestos.
Lo cierto es que lo mejor de viajar en esta época es poder perderse y disfrutar de la decoración navideña y las luces.
Y hasta aquí nuestro primer día por Bruselas.