Tengo que ser sincera. Visitar Cádiz este verano me ha cambiado totalmente la perspectiva.
No es que yo sea una chica "del norte" como tal, puesto que soy nacida y criada en Salamanca. Pero sí es cierto que mi familia es del norte y que toda mi vida la he pasado viajando por la costa cantábrica. El verde, el ambiente, la gente, la gastronomía... Me encantan. ¡Y sobre todo el clima!
Salvo excepciones, como mis múltiples visitas a Granada, casi nunca viajo al sur. En parte porque me queda más lejos - I mean, 5 o 6 horas de coche - y en parte porque tenía serios prejuicios. Nada grave, tan solo que no me llevo bien con el calor y prefiero los paisajes de vegetación abundante. ¡Y ese fue mi error! Creer que en Cádiz iba a desmayarme del calor y que iba a encontrar un desierto o algo así.
Tengo que disculparme con todas las personas del sur porque estaba COMPLETAMENTE equivocada. No solo nos encontramos unos paisajes maravillosos, llenos de flores y colorido, sino que podemos decir que tuvimos hasta frío. Sí, frío, en-la-playa. No puedo hablar por otras zonas, pero los alrededores de Tarifa y Vejer me han descubierto todo un paraíso.
Como ya os conté en esta entrada, nos alojamos en un hotel de Algeciras (por cuestiones de disponibilidad y relación calidad-precio sobre todo) desde el cual nos movimos con el coche a nuestros puntos de interés. Nuestro primer día allí visitamos un lugar que tenía muchísimas ganas de conocer: Vejer de la Frontera.
¡Qué preciosidad de pueblo! Es el típico pueblecito andaluz con casas blancas llenas de buganvilla y calles estrechas donde te perderías durante días. Particularmente, me gustó mucho, aunque reconozco que casi me derrito del calor que hacía ese día (fue el único, todo hay que decirlo). Me encantó que tuviera muuuchas tiendecitas de capazos y artesanía.
Posteriormente, visitamos Santa Lucía y bajamos a la playa de Caños de Meca para poder ver el atardecer junto al faro de Trafalgar. Una maravilla. Eso sí, como ya mencioné, había hasta niebla en la playa y no se estaba muy a gusto en bikini.
Aproveché el día para llevar uno de mis vestidos favoritos, que curiosamente es mi único vestido largo. Como soy bastante bajita, siempre he pensado que los vestidos largos no me quedan especialmente bien (y, además, siempre hay que cortarlos...), por lo que nunca suelo comprarlos. Salvo este. Y lo adoro.
Es de Springfield, comprado a principios del verano pasado, y sienta muy bien. Evidentemente, este mismo modelo ya no se puede comprar - sorry -, pero Springfield suele sacar todos los años modelos muy similares, así que no hay problema.
Fotos hechas por Luxmantica Photos / Manuel Laya
Vestido / Dress: Springfield
Cuñas / Wedges: Toni Pons
Bolso / Crossbody bag: Aliexpress
Gafas de sol / Sunglasses: Parfois