A cara lavada…
Lavarse la cara es una de las cosas más sencillas y, sin embargo, también de las más importantes que puedes hacer para cuidar tu piel.
Lo ideal es lavar el rostro dos veces al día, una por mañana y otra de noche, así conseguirás grandes beneficios sin desequilibrar el pH de tu piel. Antes de lavar la cara, lava las manos; es importante que estén libres de bacterias para no contaminar el rostro.
Si te lavas la cara en el lavabo, recógete el pelo hacia atrás con una goma elástica o con una cinta. Si te encuentras en la bañera o en la ducha, mójate el pelo hacia atrás para apartarlo de la cara o ponte un gorro de ducha. Recuerda que debes apartar el flequillo y cualquier mechón que pueda caer sobre la cara.
Desde wikiHow nos dan algunos consejillos más:
Mójate toda la cara con agua templada. El agua templada abre los poros y ayuda a limpiar en mayor profundidad, así que siempre que sea posible, evita usar agua fría. Puedes, incluso, dejar que el vapor del baño actúe sobre tu rostro durante unos minutos. ¡No te seques la cara aún!
Aplícate una loción limpiadora o un jabón con movimientos suaves y circulares. Extiende el producto suavemente por toda la cara, especialmente si tienes acné; frotar con fuerza solo empeorará las espinillas, causando irritación e incluso dejando cicatrices. Recuerda que para lavarte minuciosamente no tienes que utilizar una gran cantidad de producto.
Los exfoliantes faciales contienen gránulos diminutos o partículas que ayudan a eliminar las células muertas. Exfoliándote el rostro conseguirás un cutis más suave y fresco, además de descongestionar los poros.
Para exfoliarte el rostro con un jabón corriente, utiliza una esponja exfoliante o una toalla para la cara. Frota suavemente el material exfoliante sobre la piel del rostro, con movimientos circulares como debes hacer para aplicarte jabón. No frotes con fuerza si no quieres irritar tu piel ni favorecer la aparición de arrugas.
Enjuágate con abundante agua para eliminar el jabón. Mójate la cara salpicándotela repetidamente con agua, frotando suavemente con las manos. Si no consigues eliminar el jabón por completo, humedece una toalla y frótate suavemente la cara para eliminar cualquier resto de producto; después, vuelve a enjuagarte.
Pon más insistencia en enjuagarte de la que creas que es necesaria. Los residuos del jabón pueden obstruir los poros, resecar la piel e incluso afectar al pH natural de la piel. Una capa de jabón sobre el rostro, por muy fina que sea, dejará la piel más sucia que antes de comenzar con el proceso de lavado.
Presta especial atención al nacimiento del cabello, el contorno de la mandíbula, y a cualquier zona por debajo del cuello en la que puedan quedar restos de jabón. Es fácil olvidar estas zonas a la hora de enjuagarse la cara.
Con una toalla suave y limpia, sécate la cara dando suaves toquecitos. Evita frotar o presionar con fuerza sobre la piel, ya que estas acciones favorecen la aparición de arrugas.
Aplícate un tónico sin alcohol con la ayuda de un disco o una bola de algodón.
Aplícate loción hidratante. Aplicándote hidratante no conseguirás una piel más limpia, pero completarás la rutina de cuidado del rostro y tu cutis adquirirá un aspecto sano y reluciente.
Si tienes acné, elige una loción hidratante sin aceites. Si es necesario, asegúrate de que sea compatible con cualquier producto anti-acné que estés utilizando.
Si sales al aire libre, utiliza una loción hidratante con protección solar, preferiblemente con factor entre SPF 15 y 30.
La entrada 7 pasos para lavar correctamente el rostro aparece primero en Las Truquideas de Nuria.