Cada vez son más las personas que se atreven a ponerse en manos de profesionales para enfrentarse al paso del tiempo de una forma agradable. Hoy en día existen muchas fórmulas que luchan contra el envejecimiento y ofrecen unos resultados de lo más naturales, adaptándose a las circunstancias propias de cada piel y sin estropear los rasgos particulares de cada paciente.
Dos de los tratamientos más demandados por su alta eficacia y buenos resultados son la aplicación del ácido hialurónico y el Botox. Ambos son útiles para tratar arrugas y líneas de expresión, pero, ¿sirven para lo mismo? ¿Sabemos diferenciarlos?
La toxina botulímica (Botox) es un principio activo biológico que relaja la musculatura y, por tanto, el movimiento que genera arrugas dinámicas como las de la frente o del contorno de los ojos. Es una paralización muy ligera que, bien aplicada, suaviza la contracción del músculo haciendo que las líneas de expresión se marquen menos.
La principal ventaja, además de tratar la arruga ya existente, es que contribuye a la prevención, ya que controla el movimiento del músculo facial, y, por tanto, de la piel. Así se evita que, con el paso del tiempo, las arrugas se hagan más profundas.
El ácido hialurónico, sin embargo, es una molécula presente de forma natural en nuestra piel. Se encarga de absorber y retener el agua a su alrededor, manteniendo la elasticidad y firmeza de la piel. Es ideal para arrugas estáticas, surcos, o lesiones cutáneas como, por ejemplo, las marcas de acné, ya que rellena las arrugas y aporta gran hidratación y luminosidad.
El ácido hialurónico no reticulado se emplea, principalmente, para revitalizar la piel y contrastar la pérdida de hidratación propia de la edad. Por otro lado, el ácido hialurónico reticulado sirve para recuperar volumen de labios o pómulos, por ejemplo, y para rellenar arrugas muy marcadas.
Es debido a estas diferencias que el Botox suele utilizarse en la parte superior de la cara mientras que el ácido hialurónico se emplea, generalmente, en el tercio inferior. En ambos casos el efecto se irá diluyendo con el paso de los meses, ya que el propio cuerpo lo reabsorbe de forma natural.
Los dos tratamientos pueden utilizarse con efecto inmediato y como prevención, y siempre deben aplicarse por profesionales que garanticen la buena calidad de los productos aplicados.