Fotoprotectores fotorreparadores



La piel es una barrera natural vital  para protegernos de las agresiones externas (contaminación, tabaco…) y de los efectos nocivos de las radiaciones solares. 
El exceso de radiación solar induce una producción excesiva de radicales libres. Los radicales libres pueden dañar el material genético de las células y e inducir la aceleración del envejecimiento prematuro y de la aparición de manchas en la piel e incluso, modificar la estructura del ADN.  Para contrarrestar los efectos dañinos de los radicales libres, nuestra piel está equipada con un complejo sistema defensivo que los neutraliza. Pero la mayoría de las veces esto no resulta suficiente.
La exposición crónica al sol causa envejecimiento prematuro y esto ocurre gradualmente, a menudo manifestándose muchos años después de la exposición al sol y suele considerarse como algo normal. Sin embargo, hasta un 90 por ciento de los cambios en la piel comúnmente atribuidos al envejecimiento son causados por el sol. Con una protección adecuada contra la radiación UV, la mayor parte del envejecimiento prematuro de la piel puede evitarse.



Por otro lado, la reducción de la capa de ozono disminuye la protección natural que ofrece nuestra atmósfera contra la radiación ultravioleta perjudicial del sol. Comprender estos riesgos y tomar algunas precauciones sensatas ayudará a disfrutar del sol y a reducir sus posibilidades de tener problemas de salud relacionados con el.
Las ondas más cortas de los rayos UV penetran menos y afectan a las capas más superficiales de la piel donde provocan daños en el ADN y hacen que la piel se broncee como mecanismo natural de protección. Esto se logra gracias a la melanina, un pigmento producido por los melanocitos que se encuentran en la epidermis. Este pigmento se transmite a continuación a los queratinocitos que se encuentran en la epidermis para la protección del ADN frente al daño de la radiación. Estas células inician un proceso de autoreparación para arreglar los daños causados.
Cuanto mayor es la frecuencia y la intensidad de las quemaduras solares, mayor es la frecuencia con la que tiene lugar este proceso, lo que lleva a reparaciones insuficientes y al daño genético (mutaciones) lo que finalmente puede derivar en la aparición de lesiones precancerosas y cáncer cutáneo.
La última generación de cosmética fotoprotectora es también reparadora. Las últimas investigaciones han dado como fruto productos solares que incorporan enzimas reparadoras del ADN. Con estas enzimas se consigue algo único: proteger la piel y reparar los daños en el ADN celular al mismo tiempo. Aprovechan la genocosmética y la nanotecnología, que consiguen transportar los activos encapsulados en burbujas lipídicas a las capas más profundas de la piel para lograr resultados inéditos.
Reparar el daño provocado por el sol en el interior de las células, donde se queda grabado para siempre, es el poder añadido de las nuevas líneas de protección solar. Las cremas y sérums de esta nueva gama incorporan la tecnología Shield-System, con Zinc fingers y enzimas reparadoras encapsuladas en liposomas microscópicos. Gracias a la nanotecnología, estos ingredientes penetran en las células cutáneas y pueden actuar mejor, protegiendo a la piel de los rayos UVA, UVB e infrarrojos y restaurando el daño que ya hayan podido causar.

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