No miento si cuando os digo que en el momento en el que subía las escaleras hacia el escenario el día de mi graduación, me acordé de la primera vez que las subí hace ya tantos años...medía un poquito menos y no tenía el pelo tan largo. Poco ha cambiado desde entonces. Los años han pasado pero me gusta creer que sigo siendo la misma, con las mismas rabietas, la niña caprichosa y a la vez responsable que siempre traté de ser. Pero sin quererlo, me he hecho mayor. Después de tantos años, he alcanzado mi meta. Lo he conseguido. Algo que parecía tan lejano, por fín ha llegado.
Y todo terminó....la gente aplaudía.... y mis padres al fondo, sentados exáctamente en el mismo sitio que hace tantos años, aplaudían.
Gracias por leerme.
Este post verdaderamente me ha costado mucho trabajo escribirlo.
¡Las lágrimas de emoción se han apoderado de mí!
Ahora sí que vuelvo a llorar como la niña que era.
FACEBOOK TWITTER BLOGLOVIN