20 lecciones que aprendí (a la mala) en mis veintes

Cumplir treinta años da un poco de miedo. Sobre todo porque ya no hay lugar para "tonterías". 

 

No me refiero a que uno ya no pueda tontear o equivocarse porque "ya tienes 30", pero para estas alturas de la vida, probablemente ya te tomas mucho más en serio.

 

Uno se vuelve más autocrítico y cuando cometes errores, te pesan más.

 

Pero esto es así porque, para cuando llegas al tercer piso, ya pasate toda una década de grandes lecciones que son los veintes.

 

Porque sí, uno aprende muchísimo en los veintes, muchas veces a la mala, pero aprendes y estas fueron mis 20 lecciones que la veintena me dejó.

 

1. Aprendí a no romantizar el amor

 

Noup, el amor está lejos de ser lo que vimos en las pelis y después de unos cuantas malas experiencias en ese departamento, lo aprendí.

 

2. Mucho menos idealizar a las personas

 

Los romances en los veintes pueden ser muy cándidos y uno termina por no ver a esa persona por completo, sino solo eso que idealizas de ella.

 

3. Que sí habrá alguien después de ese gran amor fallido

 

Muchos tenemos una primera gran (enorme) decepción amorosa en los veinte y creemos que ya nunca habrá nadie con quien nos podamos relacionar. Spoiler alert: la vida siempre sorprende y conocerás mucha gente nueva.

 

4. Que no está mal tener muchos "amores de tu vida"

 

En ese momento, tu sentimiento era honesto, aunque hoy ya no sea así.

 

5. Que es probable que no te quedes con tu novio de la escuela

 

Uno quisiera mantener ese primer amor por siempre, pero las personas crecen, cambian y, a veces, logran mantenerse juntos, pero con frecuencia, tienes que dejarlo ir.

 

6. Que debes rodearte de personas en las que confíes

 

Uno llega a entender que la gente divertida no siempre es buena y que no necesitas estar con gente que solo te hace pasar un buen rato.

 

7. A saber confiar en la gente que te rodea

 

A pesar de que habrán personas que te traicionen o te defrauden, el chiste está en no dejarte llevar por las malas vibras y desearles que les vaya bien (y no volvértelas a encontrar).

 

8. Nadie puede juzgarte por tu sexualidad

 

Habrá hombres y mujeres que te harán sentir que eres una "fácil", incluso puede que te llamen perra o puta, pero NO existen ese tipo de mujeres y TÚ sabes quién eres y la moral por la que te riges. Ignóralos y aléjate de esas personas.

 

9. Que no está mal seguir siendo virgen aunque seas la única 

 

No hay edad correcta para hacerlo y no tienes por qué hacerlo si aún no lo quieres.

 

 

10. A rodearte de verdaderos amigos

 

Sí, esos que entienden que, aunque no les escribes ni los ves todo el tiempo, no significa que no los quieras (o ellos a ti) o que se hayan olvidado de ti.

 

11. Que ya eres suficientemente mayor para hacerte cargo de tus asuntos 

 

El médico, pagar tus servicios, ahorrar... uno lo aprende hasta que ya no queda de otra más que hacerlo.

 

12. Que tu familia siempre estará ahí 

 

A veces, uno deja de lado a esas personas con las que siempre puedes contar y, de pronto, te das cuenta de que las necesitas más de lo que pensabas.

 

13. A que ahora es cuando para viajar

 

No es que después no puedas, pero hacerlo en los veintes te dará muchas satisfacciones y aprendizajes, también.

 

14. Que no importa si aún no encuentras "tu camino"

 

Aunque te conflictúe mucho el futuro, no tienes que tener la vida resuelta.

 

15. A no casarte con un trabajo

 

Así como con las relaciones, siempre habrá algo más allá afuera para ti.

 

16. Está bien cambiar de giro

 

No importa si estudiaste Admisitración, pero ahora trabajas en algo de Comunicación, si eso es lo que quieres hacer, no te sientas mal ni desesperes.

 

17. Que no tiene nada de malo querer encontrar el amor en Tinder o por internet 

 

No todos buscan sexo y no todo son una basura (casi todos lo son, pero algunos sí se salvan) y no hay nada de malo en usar apps.

 

18. A que tienes que dejar ir

 

Tanto a personas como a cosas, no hay nada peor que aferrarse a algo que no es para ti.

 

19. Que mamá y papá sí tienen la razón

 

A uno le encanta experimentarlo por sí mismo, porque así aprendemos, pero si escucháramos un poquito más a nuestros padres, quizá aprenderíamos menos a la mala.

 

20. Que los papás no son para siempre

 

Uno aprende a la mala que pasar tiempo con ellos es invaluable.

 

 

 

A la buena o a la mala, la década de los veintes es increíble, no solo te dejará grandes lecciones, sino que también te dejará mucho conocimiento sobre ti mismo. Pero uno nunca deja de aprender ni de autodescubrirse.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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